domingo, 30 de marzo de 2008

"Proverbios y cantares" de Antonio Machado

IV
Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.

X
La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.

XXIII
No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada;
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas.


XXI
Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.

XLI
Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.

XLIV
Todo pasa y todo queda;
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

LIII
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

Versión musicada de Paco Ibáñez

domingo, 9 de marzo de 2008

Miguel Hernández cantado por Joan Manuel Serrat

Desde Literatura Multimedia, se ofrece el enlace a las diez canciones del disco de Serrat en el que pone música a los poemas de Miguel Hernández. Así mismo, en esta misma página, puedes encontrar más letras y versiones musicadas del mismo autor. Sólo tienes que viajar por el blog desde esta entrada haciendo clic en "Entradas anteriores".

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Poesía necesaria

Desde esta página de la Diputación de Valladolid, puedes descargar el CD "Poesía necesaria" con una antología de versiones musicadas de poetas españoles del siglo XX.

También puedes escucharlos en el blog de Literatura multimedia.

Próximamente, letras y múscia, aquí.

"Para la libertad", Miguel Hernández

EL HERIDO

I
(...)

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)